Decía Alberdi en 1837:
“Nuestros padres nos dieron una
independencia material: a nosotros nos toca la conquista de una forma de
civilización propia, la conquista del genio americano.
Dos cadenas nos ataban a
Europa: una material que tronó; otra inteligente que vive aún. Nuestros padres
rompieron la una por la espada; nosotros romperemos la otra por el pensamiento.
Esta nueva conquista deberá consumar nuestra emancipación. La espada, pues, en
esta parte cumplió su misión.
Nuestros padres llenaron la misión más gloriosa
que un pueblo tiene que llenar en los días de su vida. Pasó la época homérica, la
época heroica de nuestra revolución.
El pensamiento es llamado a obrar hoy por
el orden necesario de las cosas, si no se quiere hacer de la generación que
asoma el pleonasmo de la generación que pasa…
Pasó el reinado de la acción,
entramos en el del pensamiento. Tendremos héroes, pero saldrán del seno de la
filosofía. Una sien de la patria lleva ya los laureles de la guerra; la otra
sien pide ahora los laureles del genio. La inteligencia americana quiere
también su Bolívar, su San Martín. La filosofía americana, la política
americana, el arte americano, la sociabilidad americana son otros tantos mundos
que tenemos por conquistar”.