Esta es una historia bastante cómica pero real que tuvimos oportunidad de vivir dos Noveneros, Ricardo Q. y yo, además de uno de la octava promoción del LMGB, Ramón Pastor V. entre otros pilotos, allá por el año 1974 mientras estábamos destinados en la Segunda Brigada Aérea, en Paraná, lugar en el cual volábamos los bombarderos Canberra (si, con “n” antes de “b”).
Este es un hermoso avión, al cual todos quienes lo volamos lo queremos muchísimo. Hoy ya en desuso en la Fuerza Aérea. Avión bastante difícil de volar, sobre todo en la faz en que recién se lo comienza a conocer. Ocurre como el jinete con su caballo, cuanto más difícil es de domar, más grande es la fuerza que los une cuando llegan a conocerse el uno con el otro. Se hacía amar como ocurre con todos los aviones y quienes lo vuelan. Colocarse todos los arneses, que eran muchos, era integrarse al cuerpo del amigo.
Se caracterizaba, o se caracteriza, dado que aún está en uso en algunos países; por alcanzar grandes alturas, por lo que su consumo de combustible es muy bajo y eso hace que su autonomía de vuelo sea muy grande. Lleva mucho peso en bombas y en combustible. Otra característica de los que equiparon a nuestra Fuerza Aérea, era que no contaban con radar meteorológico, porque cuando se los compró alguien pensó que a las tormentas las pasaba por encima, cosa que es muy cierto, pero en algún momento se debía aterrizar y atravesar esas nubes peligrosas y ahí la cosa se ponía, muchas veces, muy difícil.
Un día del año 1974, (yo estaba haciendo mis primerísimas armas en ese avión) todos los aviones y sus pilotos, entre ellos el Jefe de Grupo, un Comodoro que era realmente un gran jefe; salimos en vuelo de adiestramiento en el cual íbamos a volar muchas horas, teníamos fijado previamente un lugar y una hora de encuentro y todos juntos “atacábamos” un blanco determinado. En éste caso “el blanco” era la Tercera Brigada Aérea de Reconquista, donde llegábamos antes de mediodía, y luego de comer un asadito liviano regresábamos a Paraná.
Grande fue nuestra sorpresa cuando al aterrizar nos enteramos que Reconquista estaba sin combustible. Ahá ..y ahora? . Comimos tranquilamente, se hizo la tarde un poco tarde y cuando debíamos regresar nos enteramos que una fuerte tormenta se encontraba sobre Paraná y con tendencia a estar en esas condiciones por muchas horas, por lo que el Jefe de Grupo ordena que el avión con menos combustible sería el que volaría él de regreso. Ya era de noche cuando fuimos llegando uno tras otro a Paraná y ocupando distintas alturas en la vertical del aeródromo con una fuerte tormenta debajo nuestro.
El primero en comenzar la entrada por instrumentos fue nuestro Jefe de Grupo, luego otro, otro y así sucesivamente.
Cuando en medio de una fuerte lluvia, aterrizamos todos los aviones nos enteramos que el avión del Jefe de Grupo había sido declarado en emergencia dado que no había completado su aterrizaje. Ahí vivimos momentos de gran zozobra hasta que, luego de algunas horas, una llamada por teléfono proveniente de la localidad de Crespo, cercana a Paraná avisaba que el Comodoro había tenido un aterrizaje de emergencia en la ruta pero que tanto él como el navegador se encontraban bien.
Qué había pasado? Cuando se encontraban en mitad del procedimiento por instrumentos los atravesó un rayo que provocó la puesta fuera de servicio de todo el instrumental eléctrico. Le pareció al piloto visualizar la pista de aterrizaje por lo que, dadas las circunstancias de encontrarse casi a ciegas, abandonó el procedimiento por instrumentos (cosa que, en situaciones normales, nunca debe hacerse) y continuó visualmente su aproximación.
La cuestión que ésta no era la pista sino la ruta que une ambas ciudades, Paranà y Crespo, pero dada la lluvia intensa brillaba y parecía ser la pista de aterrizaje. Cuando estaban por tocar el suelo y por la característica del terreno entrerriano; con cuchillas; ven “emerger” de frente y súbitamente las luces de un camión. Por instinto el piloto alcanzó a elevar el plano(ala)derecho logrando no tocar el cuerpo del camión pero arrancándole el toldo. Eso provocó que el avión saliese del asfalto hacia el costado de la ruta.
Pasado el susto y luego de abandonar el avión se encaminan, piloto y navegador, hacia las luces de una ciudad, que visualizaban cercana, pero sin saber de qué localidad se trataba, para poder avisar a la Base dado que las radios del avión tampoco funcionaban.
Cuando llegan a la localidad se enteran que era Crespo, van a la Comisaría y luego de relatar lo acontecido piden un teléfono (recordar lo que era hacer una llamada a larga distancia en esos tiempos) .El oficial a cargo les dice “esperen que largo al preso”. Y allí se enteran que el camionero había salido corriendo a hacer la denuncia afirmando “que había chocado con algo que parecía ser un plato volador” por lo que, sin dudarlo, la policía entrerriana lo había dejado detenido por conducir borracho…….
Este querido amigo, el “BRAVO” 102 hoy se encuentra adornando un lugar al aire libre en un museo de la localidad de Oliva en la Provincia de Córdoba, luego de haber golpeado rudamente a sus “padres” anteriores, es decir a los Ingleses, en la Batalla por la recuperación de nuestras Islas Malvinas. Creo que el lugar de descanso de éste Bravo amigo debería ser otro donde estuviera mejor resguardado, como lo está el BRAVO 109 en el Museo Nacional de Aeronáutica, y en el cual tuve la oportunidad de realizar mi primer vuelo solo en éste tipo de avión, como así también el último que él realizó, antes de ser trasladado al MNA, pero éste será motivo de otro encuentro como éste, si es que no los aburro.
1 comentario:
Divina historia! Que orgullo mi papa!
Besos a todos!
Gera
(La seguidora Belga)
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