Días pasados se me ocurrió dar una vueltita por la Redacción Novenera, pese a la feria autoimpuesta del verano.
Como es ya costumbre, antes de llegar paso por lo del Gallego de la otra esquina quien muerto de calor y con un pañuelo blanco o algo parecido anudado en su cuello atendía al público.
Su único comentario era referido al tiempo.
Con todos los parroquianos mantenía el mismo diálogo:- Si en España pasaba esto seguro que había una revuelta generalizada, pero aquí hoy en éste Bendito país que me ha dado todo y al que quiero de a montones nada se puede hacer.- dígame usted Doña Pascualina ¿No era lo mismo en su tierra Calabresa? – ¡Pero no parle per parlare! - ¿Sabe lo que son los calores en la mía Calabria? – Altro que….!
Y así con unos y otros hasta que me tocó el turno: - Ustedes sí que la pasan bien, recién pasó su amigo el más morocho y estuvo casi como dos horas de éste reloj que es un regalo de mi difunta madre contándome de una tal Cati, que a decir de él es lo más maravilloso que le ha pasado. – ¡Qué me cuenta andarse enamorando a esa edad!! – Pero no Don Agostiño mi amigo le hablaba de su nietita Cati, que es lo más lindo que he visto en criaturas en varios años. - ¡Ah!, pero no me diga usted! Ya me parecía! –Ahora sí me quedo tranquilo- Nunca dudé de la buena conducta de Don Néstor. Le cuento que se llevó no sólo las medialunas sino también un vinito que estaba de adorno de hace un tiempo muy largo porque dijo que si aparecían sus amigos iban a brindar por la niña- Ja, ja, así que era su nietita. Que Dios la Bendiga, y mucho!
Qué alegrón tuve al llegar a la “Casa de los Noveneros”. Ahí estaba Don Néstor esperando por compañía selecta.- Hola Jota Ce – Te conté que Cati dice Ajó! – Me ve a mí y le cambia la carita. Es una dulzura.¿Podés venir a mi casa y vos que sabés hacerlo mantener una conversación con ella? – Te pido especialmente que le preguntés que le parece su abue, o sea yo-
-Néstor. Nada más que decir . Allí estaremos.
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Y hacia allí nos dirigimos, mi media naranja y yo. Acceso Oeste de por medio, bajada Martín Fierro, Parque Leloir.
Desde la calle la Coyunda podía verse el humito que salía de una chimenea. ¡Qué olorcito! – Puedo asegurar que nuestro compañero Néstor es de lo mejor que he visto en asador.
Buen vinito, mejor carne, provoletas, achuras, lomito, costillitas…
Pero lo mejor, lo mejor de todo fue la compañía. Alicia, Juan Pablo, Pilar, su sobrina Belga y esposo y… ¡Si señores. CATY! – Toda la familia feliz. ¡Qué lindo día que pasamos!
Todo bárbaro hasta que a los postres comenzó mi pequeña amiguita a berrear. ¿Qué pasa? – Le duele la panza, comentó la abue, -¿no será algún dientecito? – terciamos con mi Señora.-seguro es un mosquito – aseguró Juan Pablo.
Me arrimo a su lado,(se encontraba en brazos de su mamá), intentando saber de primera fuente, es decir de Cati misma que es lo que pasaba.
Trato de iniciar el diálogo diciendo(con gestos que sólo ella y yo entendemos) Te duele algo preciosura? – ¡No Jota Ce! – no me duele nada. - Puede ser que ustedes los grandes no se den cuenta que cuando yo digo Aj.., no estoy diciendo Ajó, como suponen mis abues! –Digo Aj.. con cara fea porque no quiero la leche. Quiero asadito de mi abue…- Vos sabés lo que es estar desde temprano con ese olorcito y que te quieran entretener con una mamadera! – Deciles que me dejen chupar un huesito o grito más todavía. –Pará calmate, Cati, si digo eso se van a pensar que estoy loco, no ves que sos muy chiquita. Esperá a tener algún diente. –Jota Ce…mirá que grito. – Bueno esperá, -Néstor, Cati dice que quiere un huesito con carne.- Vos me estás jodiendo -¡Qué sabe de huesito la nena! – En ese instante se percibe un grito muy agudo de Cati, quien acababa de escuchar a su abue en la negativa – ¿Ves? – Bueno hagamos una cosa decile que se quede calladita que cuando se calme el ambiente y nadie nos vea le alcanzamos un huesito……-Le preguntaste qué piensa de mí? – Primero dale el huesito, sino ya sabés lo que me puede llegar a decir.
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