Con un discurso falazmente fundado, se intenta justificar la decisión de vaciar de contenido a los Liceos Militares, éstos institutos que han sido modelos en la formación cultural y personal de miles y miles de jóvenes. Institutos que han sido de excelencia en sus planes de estudios y en sus cuerpos docentes y no docentes.
Ya en 2010 se pretendió directamente su cierre. La férrea oposición de algunos sectores logró que la medida quedara sin efecto. Como no pudieron concretar su eliminación, se decidieron ahora por su vaciamiento. Entre otras cosas, la resolución dispone cambios profundos sobre el régimen de internado, la instrucción en el uso de armamento y hasta en el régimen de disciplina, sin comentar que decide eliminarse la asignatura Formación Ética y Espiritual, como también las enseñanzas sobre Religión y Catequesis.
Una vez más se opta por suprimir lo bueno, bañando de más mediocridad al sistema educativo argentino.
En lugar de poner el foco en la pésima situación de la instrucción secundaria, eligen eliminar aquellas instituciones que aseguran una excelente formación a sus alumnos.
¿Recuperaremos alguna vez la sensatez?
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