Salimos de la Redacción, los
tres integrantes del plantel permanente, caminando, aún muy emocionados por la
designación de Nuestro querido Papa Francisco I, aún sin poder creer lo que la
vida nos está permitiendo. Nada menos que ser partícipes del momento en que un
argentino alcanza la más alta jerarquía en la Iglesia. Conductor del Pueblo de
Dios.
Sale a la conversación el
hecho que nos tuvo ocupado varios días. Estuvimos recurriendo a todo tipo de
antecedentes, a la documental más copiosa de la que pudimos disponer, a la
memoria de los integrantes Noveneros, etc. Nos comunicamos telefónicamente con
la Dirección del LMGB, nada ni nadie supo respondernos de dónde es que salió
éste nuevo integrante de la IX Promoción. Nadie lo conoce, nadie sabe de él. Su
apellido es “Anónimo”. – No, escuchame, eso es una cargada de alguien, nunca
escuché ese apellido. Indudablemente es alguien que pretende ocultarse en el
anonimato. –Pará Gulli, intercedió Néstor, eso es algo que no podemos admitir
los Noveneros. Acá todos nos conocemos por nuestros nombres y apellidos.
Inclusive hasta por el sobrenombre, intervengo. Basta con decir Mapocho, o el
Indio, o el Gordo, o el Grandote y sabemos muy bien a quien nos referimos.
A nadie de la Novena se le
puede ocurrir ocultarse en un anonimato para comunicarse entre nosotros. Así
que debe ser un compañero nuevo apellidado de esa manera, por lo tanto ¡Bienvenido
seas compañero nuevo!
Aclarale a los muchachos
todo esto - dice Néstor.
Bueno, es alguien que hace
comentarios a nuestras notas. Nunca es capaz de contar una anécdota, de
reunirse, de llamarnos para decirnos que le gustó algo de lo que escribimos, o
en todo caso decirnos que estamos equivocados. Una lástima.
Bueno, no vale la pena
extendernos más sobre éste tema. Si es alguien nuevo le damos la más cordial de
las bienvenidas. Si es alguien que actúa en el anonimato, simplemente decirle
que sus comentarios serán siempre borrados.
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