Te das cuenta JC ! El
indígena ese autotitulado Calchaquí se atribuye a sí mismo potestades que no le
son propias! Voy a redactar un editorial que se va a quedar sin ganas de
molestar a la prensa libre.
Decir que lo único que hago
es tomar mate y leer el diario! Te consta lo temprano que llego a ésta querida
redacción y lo tarde que me voy. Por supuesto que hago ambas cosas, pero eso no
es óbice para que éste hereje tenga apreciaciones absolutamente reñidas con la
realidad.
Mi amor y pasión por hacer
conocer la verdad no se limitan al horario que éste hombre amigo de las flores
y con vestuarios que me hacen dudar de su vocación viril, supone.
Pará Néstor, no es para
tanto...Cómo que no es para tanto! Me pidió prestada la K 1000 para sacarse una
foto con unos amigotes que conoció en el Rosedal el 21/9, vestido
irreconociblemente. Si hasta sus dos hijas admiten su cambio de actitud! –
Bueno, tenemos que actuar prudentemente. Vaya uno a saber que les pasa a
algunos con los cambios hormonales propios de la edad septuagenaria. Fijate las
cosas que hizo el Cabezón y que (será motivo de otra edición) han hecho a su
familia también recurrir a Noveneros, principalmente María Laura y Verónica,
muy preocupadas ellas. Pero hoy el Cabezón no es la noticia. Volvamos al
indígena de Puerto Madero.
Qué pasó el día de la
primavera, luego que informara a su familia la necesidad de tener “su primavera”
¿a qué se referiría? ¿Qué querría?. Para conocimiento de los Noveneros les
relataremos que en el móvil de la redacción partimos a ver si podíamos
entrevistarlo hace tan sólo setenta y dos horas.
-Hola Tere a qué hora
podemos encontrar en tu casa a éste rejuvenecido esposo que tenés? – Mirá JC,
sus costumbres han cambiado totalmente. Antes llegaba apurado para almorzar y
luego hacer una larga y profunda siesta. Hasta pijama y gorrito de dormir se
colocaba. Bueno, vos lo conocés. Eran las mismas siestas que acostumbra hacer
los fines de semana en Las Lomas. Eternas! Oscurecer bien todo, hacer absoluto
silencio, apagar los celulares. Eran una hinchada que ni te cuento, pero dentro
de todo era lo acostumbrado, lo normal.
- Y ahora Teresita? Abandonó
Henry esa costumbre? – No, quería terminar de contarte lo anterior. Sus
horarios no son los habituales. Hacer que vengan con Néstor a una hora
determinada para mí es muy dificil. Él a veces llega, sólo come un sandwich o algo
muy ligero y sale. Toma la moto de Sebastián, si es que está en casa y sino
parte (que no se enteren los Noveneros, por favor ¡) en patineta! , toma la
bajada de Pedro Morán, atraviesa raudo y veloz la calle Campana y agarra la
Avda San Martín rumbo a la General Paz, haciendo “eses” entre los autos,¿podés
creer? .
– Bueno, bueno, eso es más de lo que imaginábamos. – Vamos con Néstor
hacia allá a ver si lo encontramos.
Y allí salimos, entre
preocupados y curiosos, Néstor y yo. – Néstor que desde el primer momento quizo
“tomar la batuta” – para demostrarle al hereje lo que él hace. – Ya le
demostraré lo que una persona sensata hace y no lo que él está haciendo. -
Decime vos, andar en patineta! Viejo bol...- lo va a aplastar algún auto, y
para eso estamos los amigos. Para evitar que ello ocurra. A ver a ver, si! ésta
es la casa. La de rejas al frente. Y fijate! Hay una patineta adentro del otro
lado de las rejas! Ojalá esté y podamos entrevistarlo, en realidad nuestra
intención es ver si podemos hacerlo volver a la normalidad.
Timbre, voz de Tere que
desde el interior y con voz de estar contenta nos dice que ya viene a abrirnos.
–Recién llega! Pasen, vengan pasen!!!
Ésta historia continuará
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