Durante décadas, los expertos en nutrición vincularon al consumo de grasas con enfermedades coronarias y muertes prematuras. Las historias de arterias obstruidas eran moneda corriente, mientras que los alimentos como las pastas fueron vistos como saludables.
Pero las nuevas investigaciones están revirtiendo las viejas teorías: ahora el azúcar es el enemigo número uno y las grasas no serían tan malas como se pensaba. "De hecho, la grasa es buena para las personas y debería ser una medicina", afirmó el médico cardiólogo Aseem Malhotra, asesor del Foro Nacional de Obesidad del Reino Unido.
El experto dijo que las nuevas evidencias sugieren que lejos de contribuir con los problemas cardíacos, pueden proteger al corazón y favorecer a la diabetes tipo 2. Su controvertida visión.
"Esta mañana, como lo hago casi todos los días, desayuné un omelette de tres huevos cocidos en aceite de coco, con un café con leche. Disfruté de una rebanada de queso con grasa en mi almuerzo, me serví una generosa dosis de aceite de oliva en mi ensalada por la noche y comí algunos frutos secos durante todo el día", contó a modo de ejemplo.
"En resumen, ingerí una buena cantidad de grasa y, como cardiólogo que he tratado a miles de personas con enfermedades del corazón, esto puede parecer un comportamiento peculiar. La grasa, después de todo, tapa nuestras arterias y se acumula en el cuerpo, o al menos eso es lo que el consejo médico y dietético del mundo nos ha dicho a todos nosotros. Como resultado, la mayoría hemos pasado años evitando alimentos ricos en grasas, reemplazándolos por sus equivalentes 'bajos en grasa', con la esperanza de que nos mantendrá en forma y saludables", continuó.
Sin embargo, el cardiólogo ahora está convencido de lo opuesto: "Nos hemos estado haciendo un daño incalculable: lejos de ser lo mejor para la salud o de ser un aliado para la pérdida de peso, una dieta baja en grasas es todo lo contrario".
El experto de hecho aseguró que los paradigmas nutricionales que datan de 1977 y que restringen la cantidad de grasa contribuyeron con la epidemia de obesidad actual.
"Yo animo a mis pacientes a que coman grasas"
Aseem Malhotra confesó que alienta a sus pacientes –muchos de los cuales enfrentan problemas serios de corazón- a evitar todo lo que lleva la etiqueta de "bajo en grasa". "Mejor aún, les digo que se aferren a la grasa de los lácteos y otras en el contexto de un plan de alimentación saludable", contó.
Dentro de sus recomendaciones polémicas, también está la de abstenerse a los productos que prometen 'bajar el colesterol'. "Otro de esos edictos que se nos dicen para promover la salud. Como veremos, la realidad es mucho más matizada: en algunos casos, disminuir los niveles de colesterol puede aumentar la mortalidad cardiovascular, mientras que en las personas sanas mayores de 60 años un colesterol más alto está asociado con un menor riesgo de mortalidad".
El experto confesó que hasta hace muy poco, él también creía en las dietas con un mínimo de grasa como clave para mantener la salud. De hecho, su alimentación giraba en torno a los hidratos de carbono –cereales con azúcar, tostadas y jugo de naranja para el desayuno, un panini para el almuerzo y pasta para la cena-. "Sin embargo, tenía grasa alrededor de mi estómago que ningún ejercicio como fútbol o mi rutina de running parecían revertir", especificó.
En 2012 el experto se interesó por un artículo titulado La verdad tóxica sobre el azúcar de Robert Lustig que se publicó en la revista científica Nature. Allí, Lusting, experto en Pediatría que trabaja en la Universidad de California, advirtió sobre los peligros para la salud humana causados por el azúcar añadido e incluso pidió que los productos envasados tengan las mismas advertencias que el alcohol por ejemplo.
Desde entonces, el cardiólogo comenzó una campaña con el objetivo de persuadir a la industria alimentaria a que reduzca el azúcar añadido en los alimentos procesados.
El vínculo entre el azúcar y la enfermedad
Gary Taubes, un ex físico de Harvard escribió La dieta espejismo, en donde sostiene que los hidratos de carbono refinados son responsables de las enfermedades del corazón, la diabetes, la obesidad, el cáncer y muchas otras de las enfermedades occidentales.
El libro causó controversia cuando fue lanzado hace siete años, pero su mensaje finalmente está ganando tracción.
"LA OBESIDAD NO ES LA CANTIDAD DE CALORÍAS QUE COMEMOS, SINO LO QUE COMEMOS"
Los carbohidratos refinados alimentan la producción excesiva de insulina, que a su vez promueve el almacenamiento de grasa.
Grasa y colesterol
En 2013, un grupo de académicos estudió los datos inéditos de un estudio pionero realizado en los años setenta, conocido como el estudio de la dieta del corazón de Sydney.
Ellos descubrieron que los pacientes cardíacos que reemplazaron la manteca por la margarina tuvieron un aumento en la mortalidad, a pesar de una reducción del 13% del colesterol total.
Por su parte el estudio del corazón de Honolulu publicado en la revista The Lancet en 2001 llegó a la conclusión de que en los mayores de sesenta años con un colesterol total alto se vinculaba inversamente con el riesgo de muerte.
"Es decir que un nivel de colesterol bajo no es en sí mismo la marca de éxito. Lo que muchos no entienden es que, cuando se trata de la dieta, son los polifenoles y ácidos grasos omega 3 presentes en el aceite de oliva extra virgen, los frutos secos, los pescados grasos y verduras que ayudan a reducir rápidamente la trombosis y la inflamación independiente de los cambios en el colesterol".
Sin embargo, remarcó que la grasa de los lácteos sigue siendo demonizada hasta ahora.
En 2014, dos estudios de Cambridge del Consejo de Investigación Médica llegaron a la conclusión de que las grasas saturadas en el torrente sanguíneo que vinieron de productos lácteos se asociaron contrariamente con la diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón.
"Lo que significa que en cantidades moderadas, el queso es en realidad un defensor de la buena salud y la longevidad. El mismo estudio, encontró que el consumo de almidón, azúcar y alcohol estimula la producción de ácidos grasos producidos por el hígado que se correlacionan con un mayor riesgo de enfermedades mortales".
Carbohidratos y diabetes
Una gran cantidad de pacientes que sufren de diabetes tipo 2 –el tipo más común- están guiados bajo la idea de que una dieta baja en grasas, y con carbohidratos con almidón ayudará a que su medicamento trabaje mejor. "No pueden estar más equivocados".
A principios de este año, una revisión crítica de la respetada revista Nutrición llegó a la conclusión de que la restricción de carbohidratos en la dieta es una de las intervenciones más eficaces para reducir las características del síndrome metabólico.
"Sería mejor cambiar el nombre de la diabetes tipo 2 a 'enfermedad de intolerancia a los carbohidratos".
"Es por eso que, en estos días, mis pacientes muy raramente tocan el pan, se han librado de todos los azúcares añadidos y han recibo a las grasas como parte de su dieta variada que tomé de inspiración mediterránea".
"Yo además me siento mejor, tengo más energía y perdí esa grasa que me molestaba en el abdomen. Tal vez una persona no pueda hacerle frente a todos los nuevos cambios de golpe, pero recomiendo al menos hacer lo siguiente: la próxima vez que vayan al supermercado y estén tentados de tomar un producto 'bajo en grasas', compren un paquete de manteca o, mejor aún, una botella de aceite de oliva virgen. Su corazón se lo agradecerá".
El padre de la medicina moderna Hipócrates dijo una vez, "Que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu alimento".
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