sábado, 2 de abril de 2016

Derecho a la verdad


Mi padre, capitán Héctor Cáceres, murió en el enfrentamiento armado de Río Pueblo Viejo, en Tucumán, el 14 de febrero de 1975, en manos del grupo terrorista ERP. No sólo falleció cumpliendo una orden del gobierno constitucional (PEN número 261/75), sino que además dio su propia vida al ir en rescate de su compañero, Rodolfo Ritcher, quien se encontraba gravemente herido en el suelo. Yo tenía tan sólo siete meses cuando esto ocurrió. Nunca llegué a conocer a mi padre en persona. No tengo memorias ni recuerdos de él. No sé y nunca sabré cómo era su voz, su aroma o sus gestos. Nunca pude sentir un abrazo, una caricia, ni siquiera un reto de su parte. No he podido compartir un atardecer ni ir al cine juntos. Él no pudo estar en los momentos difíciles de mi vida, cuando más lo necesitaba. No tuve su guía, ni sus palabras de aprobación o su aliento. Lo tuve que aprender solo. Al ver a Macri y Obama en el Parque de la Memoria el 24 de marzo pasado, sin hacer mención alguna a los miles de personas que han sido asesinadas, heridas y secuestradas por grupos terroristas, siento que se reabre un profundo dolor.
El derecho a la verdad es un derecho humano fundamental. De la misma manera que los hijos de desaparecidos tienen derecho a la verdad, los hijos víctimas de los grupos terroristas argentinos también tenemos el mismo derecho a la misma verdad.
Diego R. Cáceres
DNI 23.804.666

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