Son los últimos días de un año muy particular. Un año en el que hasta nos fue anunciado el fin del mundo! Económica, política y socialmente complicado, climatológicamente súper raro, en fin, un año que no pasó inadvertido.
Los Noveneros celebramos 56 años de haber entrado en contacto a través del Liceo. Simplemente un aniversario, un número, una evocación? – Creo que mucho más que todo eso. Son muchos años de crecimiento de una amistad y un afecto muy especial.
Cada Novenero alcanzó un desarrollo profesional a través de una vocación.
Lo elegido fue muy dispar, heterogéneo. Hay quienes vieron en la vida militar, que apenas se nos mostraba; algo que significaba todo lo que jamás elegiría para su vida futura y quienes creímos encontrar por ese camino los ideales que nos iban siendo inculcados, no sólo en el Liceo, ya desde muy chiquitos en la escuela primaria y también en nuestros hogares.
Nos dimos cuenta que cualquiera sea el camino elegido los sacrificios iban a ser muchos. Alcanzar una posición no fue logrado de la noche a la mañana, ni vino dado por añadidura. Conocimos esos sacrificios. Las décadas que nos tocaron vivir fueron las más difíciles de las que se tenga memoria. Los años sesenta y setenta con feroces enfrentamientos fraticidas y los ochenta hasta con una guerra de por medio. Pero nuestra formación inicial nos hizo sobrellevar todos esos escollos.
Hoy ya con muchos años en nuestras espaldas reflexionamos de ello y queremos transmitir lo duramente aprendido, toda nuestra experiencia a quienes nos siguen en el camino de la vida.
Pero lograr eso no es una tarea menor. Tambien les fue dificil a nuestros padres con nosotros. Lo que sí es fácil es cuando entre Noveneros advertimos que pese a la heterogeneidad de los caminos emprendidos, y salvo muy raras excepciones, todos pensamos casi de igual manera. Ustedes tienen un sello – se nos dice. Y sí, es así. Tenemos un sello, una forma de identificarnos, sustentamos valores que quizás hoy han dejado de ser algo trascendente. Son cincuenta y seis años que te conozco querido amigo! Cincuenta y seis años durante los cuales ninguno de nosotros dejó de pensar en aquellos años de Liceo. Llegamos niños de pantalones cortos y salimos hombrecitos de pantalones largos, pero muy distintos al que había ingresado, al que lloró la primera noche porque extrañaba a su mamá.
Qué lindo es saber que hoy continuás siendo mi amigo. Que supistes peredonarme todos mis errores, que ante mi tristeza te tuve a mi lado y que te alegrastes conmigo en mis momentos felices.
Te quiero mucho Novenero amigo! Que Dios Te Bendiga!