El encuentro con los amigos Noveneros, compañeros de hermosos años
felices, es un revivir de esos momentos.
Miro el rostro de ellos y como por arte de magia sus arrugas
desaparecen, su gesto un tanto adusto se transforma en delicada sonrisa, su
cabello blanco se torna oscuro, qué se yo JC, volvés junto con ellos a caminar
por las galerías de nuestro “viejo” Liceo un día de lluvia, pasamos de la plaza
de armas, frente a la capilla venimos por el costado del comedor, la
enfermería, la 1ª., la 2ª., luego la 3ª., y por último la cuarta Compañía. Al
frente la herrería, la zapatería, la talabartería, la armería, al final un baño externo, etc.
Rejuvenecemos JC. A mí me pasa exactamente lo mismo que a vos. Corriendo
delante mío lo veo al Zobenca, a Mapocho, Ferla, el Gulli, el Gringuito, el
Truco, Jorgito Mazza, Surracco, el Indio
Mielni, Tessaro, Buttaro, Poliya, Tulian, Oldemar, Paillet, qué se yo.....de
nombrarlos se me nubla la vista.
Bueno, no era para ponernos melancólicos. Quería hacerte una descripción
ambiental, en la cual se dearrolló el encuentro. Ahí estaba eso! Lo esencial!
lo invisible!; parafraseando a un aviador como vos. Lo esencial, eso que te
hace atragantar de las emociones. Eso que nos permite vibrar al unísono, llorar
con las estrofas de nuestro himno o con la marcha a mi bandera, avenida de las
camelias, y tantas otras marchas preciosas, que sólo a nuestros oídos suenan
como las más dulces y tiernas melodías.
Qué lindo fué JC!! Qué rápido pasó todo!! Qué bueno sería tener la
posibilidad de juntar a todos en un abrazo grandote y decirles ¡Cómo te quiero y
cómo te extraño hermano mío!!
Bueno, una vez más terminamos abrazados entre nosotros dos, llorando como viejos boludos...!
Si. Es así.
Bueno, ya te dije que no hubo largada de la carrera de cuadreras. Fue todo una joda urdida por Julio T. y el Poliya, mientras Oldemar asentía complacido, ja,ja. Qué trío conforman ellos!
Bueno, ya te dije que no hubo largada de la carrera de cuadreras. Fue todo una joda urdida por Julio T. y el Poliya, mientras Oldemar asentía complacido, ja,ja. Qué trío conforman ellos!
Ya los estoy extrañando y mucho. Nos quedamos a almorzar, Mabel se lució
con un locro de mi patria!- de postre un tiramisú hecho con sus manos. El adiós
fue espeluznante. Muy emocionados todos. No tomamos demasiado porque te
imaginás que tenía que volver a Baires.
El tiempo siempre feo, pero yo con dos ruedas pasé todos los cortes,
levantando bien los pies hacia adelante a 90° mientras atravesaba los charcos.
La moto anduvo siempre como su fama lo indica. Que no se enteren los Noveneros,
pero no le bajé el acelerador a menos de 160 en ningún momento.
Lágrimas tenía; pese a las antiparras; que me recorrían toda la espina
dorsal hasta allá, hasta donde tu imaginación te lo permite.
Qué hermoso viaje!
Llegué a la Capital, como antes te decía, atravesando cortes de ruta por
el desborde de cuanto río, riacho o laguna figuran en el mapa de Entre Rios y
Buenos Aires.
Entré por la General Paz, hoy con cuatro carriles en bastante de su
recorrido, hasta que entré a la que vos llamás famosa Avda. Goyena. Tranquila,
llena de árboles y dado la hora con pocos autos que la transitaban.
¡Cuando llego a mi casa! Alicia estaba esperándome en la cocina. ¡Suerte
que ya no se usa el palo de amasar! La mirada era de terror! Huy...la que se me
viene, -me dije.!
Craso error. Alicia se puso a reír a
carcajadas y me dijo. –Abrí el horno. Mirá la comida que hice para esperarte.
Creías que te esperaba enojada. ¡Cómo iba a hacerlo?! Desde un principio me
imaginé que aprovecharías para usar la moto.Mi bronca es que no me llevaste....ja,ja.
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