miércoles, 6 de mayo de 2009

UNA ANECDOTA DE RUTHEFORD

Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada.
Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen y decía: "Demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro".
El estudiante había respondido: "Lleva el barómetro a la azotea del edificio y átele una cuerda muy larga. Descuélgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio".
Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de sus estudios, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara.
En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: "Coge el barómetro y lánzalo al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la fórmula: altura = 0,5 por A por T2. Y así obtenemos la altura del edificio".
En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? Sí, me contestó; este es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un método muy directo.
Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.
En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su periodo de precesión. En fin concluyó, existen otras muchas maneras.
Probablemente, siguió, la mejor sea coger el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo.
En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares). Evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.
Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia, es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR.
Revista "Saturday Review" 21-12-1968. Alexander Calandra.

lunes, 4 de mayo de 2009

EXTRAIDO DE LAS MEMORIAS DE UN TIERNITO DE TERCERO

Ya hace seis dias que empezaron las maniobras y el tiempo parece pasar muy despacio...Cuando llegamos el jueves (a las 8 justas de la mañana), tuvimos que esperar hasta el mediodía para formar. Durante la tarde preparamos el equipo aligerado (que no es nada liviano) y aprendimos a armar carpas.
Luego nos dieron franco hasta el día siguiente a las cuatro.
Esa tarde nos fuimos al cine y luego a dormir a lo de la tía [madrina liceista]. Dormimos hasta tarde pues sabiamos que era el último sueño largo que echaríamos.
Después de almorzar nos fuimos yendo al Liceo, pero antes pasamos por el Hotel Castelar para hacerle un pedido a A....: el "Pelente" pues acá es imposible dormir sin él.Esa tarde tuvimos una cansadora revista de equipo y después a "dormir": al día siguiente nos teniamos que levantar a las cinco para ir a Guadalupe. Casi toda la noche no pude cerrar un ojo pues los mosquitos venian de a bandadas enormes.

Solo a las tres pude dormir, pues el oficial me dio un poco de "Pelente", asi que logre dormitar por menos de dos horas.Esa mañana fué muy activa. Teníamos que caminar hasta Guadalupe (distante unos diez Km.) con camino de tierra y con el equipo"aligerado" (manta,carpa,pala,jarro,parantes,estacas,soga) pesa unos 8 Kg., fusil y bayoneta unos 5 Kg., cantimplora (llena de agua) unos 2 Kg. Bolsa de viveres (platos,cubiertos,servilleta,tohalla,jabón,garibaldina, y alguna otra cosa) unos 3 Kg. Correaje con cartucheras, otros 2 Kg. Además, levantar esos tremendos borceguies y como complemento: sol calcinador, sueño atrasado, camino de tierra, un hambre atroz, una corrida que nos hicieron pegar a la mañana, conservar la formación, la tierra que se levantaba en polvo y teníamos que respirar, etc., etc.
Luego de todo este tormento llegamos a Guadalupe, pero nada de descansar, ya que para colmo de males tuvimos que armar las carpas, con el sistema de desagüe, etc. Al terminar, comer la "comida" [a continuación el original de la carta registra un adjetivo calificativo que decidí obviar para no ofender las cualidades culinarias de los cocineros del Liceo][y vos que te creiste? que este era un restaurant "cinco estrellas"?!][Por otro lado los perspicaces notarán entre lineas que este es un comentario destinado a hacerla sentir mal a la vieja, para que a la vuelta lo esperen al "Nene" con una parva de milanesas y todos los platos que a el le gustan...

Guerra psicológica, capitulo Uno] y después, por suerte, una siesta, pero lo menos que hicimos fue dormir.A eso de las tres comenzaron a juntarse unos nubarrones, y entonces nos hicieron desarmar todo, y corriendo fuimos hasta el Regimiento 3 de Artillería. Estando allí comenzó un ciclón espantoso, que sacó árboles de raíz, etc, etc. Por suerte volvimos al Liceo en camiones (apretados como sardinas en lata). Llegamos al Liceo.
Desde ese dia hasta el domingo no hicimos nada. Claro que con ese "nada" quiero significar: instrucción teórica (diez cansadoras horas por dia). Escuchando; yo me dormía pues habia hecho de imaginaria esa noche (dos horas inacabables!). A ésto se agrega que tuve que dormir en el duro piso de baldosa del baño, pues el "Pelente" no llegaba...no llegaba!...La tarde del domingo (por suerte!) nos visitó la madre de T....(un amigo) y por primera vez comimos algo decente [Guerra psicológica, capítulo dos: re-enforzar, repitiendo el mensaje subliminal: "marche una milanesa a la napolitana con dos huevos fritos a caballo y una parva de papas fritas!!!"].El lunes tampoco hicimos "nada". Ayer martes volvimos a Guadalupe con los mismos rigores de la vez pasada. Hicimos tiro de escuela (que por poco no me dejo el hombro roto). La vuelta fue muy penosa y comparada a la de la pelicula "Mi vida comienza en la Malasia", nada más que la nuestra la dejó a esa a la altura de un poroto. No se imaginan con que alegría, al final del camino, me pareció ver la silueta del Liceo. Y con mayor alegria vi el agua de las duchas que bajaba...bajaba...Esa marcha de titanes nos dejó como resultado los pies llenos de ampollas, la piel quemada como un fósforo prendido, cansancio, sueño atrasado, un hambre de perro de como una semana...y no sigo pues el resto del papel quiero utilizarlo para otras cosas. [Guerra psicológica, capitulo tres].Esta noche tenemos un ejercicio nocturno, lo que quiere decir que no dormiremos en toda la noche, por supuesto después de una "linda" caminata.Nuestro único consuelo es el Casino. El carrito se vió invadido por una avalancha de hambrientos esclavachos (esos somos todos) quienes estuvimos a punto de voltear el carro. Cuando llegó mi turno ya no quedaba casi nada, tan sólo una cerveza hirviendo que me dejó el estómago podrido.Aqui todos dicen a cada rato: "No veo la hora de estar en mi casa". Y es cierto: yo tampoco.Acuérdense de venir a buscar nuestros restos el día 5, pues queremos descansar en paz. Como C.... está moribundo, a duras penas me dijo que le comenten lo que hicimos a la madre. [Guerra psicológica, capitulo cuatro: "hacer correr la bola"]Bueno, de esto hablaremos luego, cuando me recupere...Creo que saqué 10 en Conducta y 9 en Instrucción. H... se eximió en todas. Ya recibimos el "Pelente". Ahora es mejor: de 10 mosquitos que nos picaban antes, ahora solo nos pican 9 y medio.Au revoir!Sigue la firma del autor .
P.D. "Volveré!" : General MacArthur

NOTA DE LA REDACCION DE NOVENEROS : Este "tiernito" no quiere que se descubra su nombre. Por supuesto que la redacción lo conoce . -¡Hagan su oferta señores!