jueves, 2 de mayo de 2013

Mediocridad

Del libro: "El Hombre Mediocre" de José Ingenieros.




"Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad.

El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida.

Los gobernantes no crean ese estado de cosas; lo representan.

El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio sobre si, desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su módico refugio.

El mediocre rechaza el diálogo, no se atreve a confrontar, con el que piensa distinto. Es fundamentalmente inseguro y busca excusas que siempre se apoyan en la descalificación del otro. Carece de coraje para expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos. Se comunica mediante el monologo y el aplauso.



Esta actitud lo encierra en la convicción de que él posee la verdad, la luz, y su adversario el error, la oscuridad.

Los que piensan y actúan así integran una comunidad enferma y más grave aún, la dirigen, o pretenden hacerlo.

El mediocre no logra liberarse de sus resentimientos, viejísimo problema que siempre desnaturaliza a la Justicia.

No soporta las formas, las confunde con formalidades, por lo cual desconoce la cortesía, que es una forma de respeto por los demás.

Se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió.

La impunidad lo tranquiliza. Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia.

Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo conveniente, el rebelde es igual al lacayo, porque los valores se acomodan a las circunstancias.

Hay más presencias personales que proyectos. La declinación de la “educación” y su confusión con “enseñanza” permiten una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia de políticos ignorantes y rapaces."







José Ingenieros:



Su verdadero nombre era Giuseppe INGEGNIERI.

Nació en Italia en 1877.

Vino con sus padres de muy pequeño a la Argentina.

Estudió en el Nacional Bs. As. Luego se recibió de Médico.

Fue escritor, filósofo y sociólogo. Participó en política.

Falleció en Bs. As. a los 49 años, en 1925.

miércoles, 1 de mayo de 2013

- 01 DE MAYO DE 2013 -






XXXI ANIVERSARIO DEL BAUTISMO DE FUEGO DE LA FUERZA AÉREA ARGENTINA



"Lo que pasó, es que desconocía el potencial de la Fuerza Aérea Argentina; mejor dicho, jamás pensé que sus pilotos hicieran lo que hicieron. No fue un error mío; cualquiera en mi lugar hubiera actuado como yo.

¿Acaso alguien podía imaginar que nuestra flota iba a quedar tan desprotegida?

Siempre tuvimos cobertura aérea para nuestros buques, pero nada se pudo hacer contra la persistencia de los pilotos argentinos. Fue algo verdaderamente extraordinario, aparecían por todas partes y aprendimos a respetarlos".

Almirante John Woodward. Diario "The Economist".

(Londres, 16 de marzo de 1984)


lunes, 29 de abril de 2013

UNA RESPUESTA FAMOSA


                                                                Cnel. Paulino ROJAS

Después de la Conferencia de Guayaquil y del voluntario alejamiento del General San Martin del escenario político y militar del Perú, los oficiales argentinos que se hacían mil conjeturas sobre el caso, se encontraban molestos con el libertador Simón Bolivar que, como soberano, era un tanto altanero y duro con sus oficiales.

Durante un banquete, se encontraba a su frente un bizarro oficial porteño de elevada estatura y noble porte que, dedicado a ingerir las viandas, ignoraba al general, quien acostumbrado y deseando romper el mutismo del militar argentino, le preguntó en tono severo:

¿Cómo se llama Usted?

-Paulino Rojas – fué la seca respuesta.

-¿Qué graduación tiene Usted?

Se agachó Rojas en forma tal, que Bolivar podía ver la jerarquía que ostentaban sus charreteras y, poniendo el índice en sus galones, dijo distraídamente:

-Coronel.

-¿De qué país es Usted? – insistió el Libertador ya molesto, y clavando en su interlocutor su imponente mirada.

-Tengo el honor de ser de Buenos Aires – respondió con altivez el valiente Coronel.

-¡Bien se conoce por el aire altanero que representa!

Deseando terminar con el interrogatorio, el porteño se irguió con orgullo y exclamó con energía y satisfacción:

- Es un aire propio de hombres libres.