viernes, 27 de marzo de 2009

EL CADETE BUTTARO PABLO EFRAIN- DICE ¡PRESENTE!

Estimados Compañeros Noveneros todos:

Un trastorno pasajero en mi salud me tuvo alejado de este medio de comunciación que nos acerca tanto.
A toda esta pléyade de condiscipulos de la 9a. del L.M.G.B que con el tiempo nos ha permitido lograr el ser amigo de los amigos, lo que es una virtud que nos ubica en una escala superior del ideal humano.
Pasaron los años pero nunca dejamos de evocar la vida en el LMGB. que le debemos en gran parte, nuestra formación,esta valerosa aptitud para lo puro, lo desinteresado y lo candoroso, que como una coraza nos ha protegido a lo largo de la vida, de todo cuanto denigra y envilece al hombre.
No importa que hoy el mundo se encuentre desintegrado y que muchos vean en la violencia, el interés y la mentira la razón de ser de sus vidas.
El hombre moderno es el que sabe reaccionar ante esas fuerzas negativas y seguir aunque sea solo su camino, la voluntad y la decisión puestas en lo bueno, lo justo y lo verdadero, aunque estos valores, los más caros e irrenunciables, parezcan eclipsados o despreciados en estas épocas, por el materialismo mal sano que domina al individuo.
Como colofón a estas consideraciones de carácter afectivo, me permito recordar una anécdota de la cual fui partícipe.
Transcurrida la finalización del primer año lectivo y con la alegría propia de ello nos despedimos y cada uno emprendió el regreso a sus hogares. Siendo pasajero de uno de los omnibus urbanos que nos traía al centro de la ciudad, venía sentado en uno de los últimos asientos y al verlo parado al profesor de inglés Henry Bignon, me levanto y le ofrezco el asiento , el cual fue rechazado en una actitud bastante despectiva manifestándome de que ya era tarde, lo que resultó una desagradable situación para mí que quise demostrar un signo de cortesía para nuestra edad, aprendido dentro del ambito familiar. En los últimos días de diciembre del año 1956, recibo una citación de que debía presentarme en forma inmediata en la guardia del Liceo, lo que provocó en mi una natural preocupación. Cumplida la presentación se me notificó de que el señor Bignón me había denunciado por no cederle el asiento, declarando en mi descargo que no lo había visto antes y al advertir su presencia actué como correspondía. El hecho, ante esta situación involuntaria en la que me vi involucrado, me representó que estuviera demorado todo un día en el instituto, marcandome a fuego en mi casi tierna niñez.
Bueno queridos amigos, disculparán si los abrumé con esta misiva.
Un abrazo fraterno, fragüe nuestra amistad.-
Pablo.-

Querido amigo, lástima que no agregaste fotos tuyas para subir a ésta nota. Estás a tiempo. Hacelo y acompañamos tu nota con tu foto actual y de ser posible la de los años 56 al 60.

1 comentario:

jony dijo...

Pablo, Gracias a Dios las épocas también cambiaron para bien en algunas cosas. En los Institutos MIlitares hoy en día eso no acontece.