lunes, 19 de noviembre de 2012

Semanalidad - por Néstor Peresón

“El cielo y la tierra pasarán,…”


Marcos 13, 31




Una vez se estaba incendiando un edificio de nueve pisos en el centro de una ciudad muy importante; las personas del edificio al enterarse que el edificio estaba en llamas rápidamente salieron de sus departamentos, a excepción de un niño de diez años de edad que dormía en el octavo piso, sus papás habían salido. El fuego crecía cada vez más e iba subiendo piso por piso, los bomberos intentaban apagarlo pero sus esfuerzos eran imposibles, el edificio estaba totalmente en llamas y los bomberos pidieron refuerzos a otras unidades de la ciudad y de ciudades vecinas.


El drama aumentó cuando los bomberos se dieron cuenta que había un niño en el octavo piso, el fuego crecía, iba ya por el quinto piso, de repente aparece el padre del niño preocupado por él, viendo este cuadro, los bomberos hacen un último intento, pero las escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas, entonces se escucha el llanto del niño, gritando:


- ¡Papi, tengo miedo!


- ¡Hijo! No tengas miedo yo estoy aquí abajo, ¡no tengas miedo!


- Papi no te veo, sólo veo humo y fuego.


- Yo sí te veo, hijo. ¡Tirate! ¡Por favor, tirate, hijo!


- ¡Tengo miedo y no te veo!


- ¡Cerrá los ojos y tirate!


El niño se lanzó y lo recibieron los rescatistas. En ese mismo instante el padre lo abrazó, besándolo sin cesar.


Todos estaban contentos, aplaudían y siguieron con el salvataje.


Aquel día el niño comprendió que hay veces que al padre no se lo ve pero sus palabras son suficientes para confiar en él.


“…pero mis palabras no pasarán”


Marcos 13, 31

Gracias Néstor

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