miércoles, 26 de diciembre de 2012

Los caminos de la vida

Son los últimos días de un año muy particular. Un año en el que hasta nos fue anunciado el fin del mundo! Económica, política y socialmente complicado, climatológicamente súper raro, en fin, un año que no pasó inadvertido.

Los Noveneros celebramos 56 años de haber entrado en contacto a través del Liceo. Simplemente un aniversario, un número, una evocación? – Creo que mucho más que todo eso. Son muchos años de crecimiento de una amistad y un afecto muy especial.

Cada Novenero alcanzó un desarrollo profesional a través de una vocación.

Lo elegido fue muy dispar, heterogéneo. Hay quienes vieron en la vida militar, que apenas se nos mostraba; algo que significaba todo lo que jamás elegiría para su vida futura y quienes creímos encontrar por ese camino los ideales que nos iban siendo inculcados, no sólo en el Liceo, ya desde muy chiquitos en la escuela primaria y también en nuestros hogares.

Nos dimos cuenta que cualquiera sea el camino elegido los sacrificios iban a ser muchos. Alcanzar una posición no fue logrado de la noche a la mañana, ni vino dado por añadidura. Conocimos esos sacrificios. Las décadas que nos tocaron vivir fueron las más difíciles de las que se tenga memoria. Los años sesenta y setenta con feroces enfrentamientos fraticidas y los ochenta hasta con una guerra de por medio. Pero nuestra formación inicial nos hizo sobrellevar todos esos escollos.

Hoy ya con muchos años en nuestras espaldas reflexionamos de ello y queremos transmitir lo duramente aprendido, toda nuestra experiencia a quienes nos siguen en el camino de la vida.

Pero lograr eso no es una tarea menor. Tambien les fue dificil a nuestros padres con nosotros. Lo que sí es fácil es cuando entre Noveneros advertimos que pese a la heterogeneidad de los caminos emprendidos, y salvo muy raras excepciones, todos pensamos casi de igual manera. Ustedes tienen un sello – se nos dice. Y sí, es así. Tenemos un sello, una forma de identificarnos, sustentamos valores que quizás hoy han dejado de ser algo trascendente. Son cincuenta y seis años que te conozco querido amigo! Cincuenta y seis años durante los cuales ninguno de nosotros dejó de pensar en aquellos años de Liceo. Llegamos niños de pantalones cortos y salimos hombrecitos de pantalones largos, pero muy distintos al que había ingresado, al que lloró la primera noche porque extrañaba a su mamá.

Qué lindo es saber que hoy continuás siendo mi amigo. Que supistes peredonarme todos mis errores, que ante mi tristeza te tuve a mi lado y que te alegrastes conmigo en mis momentos felices.

Te quiero mucho Novenero amigo! Que Dios Te Bendiga!

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