viernes, 9 de octubre de 2015

OXIMORON Kultura no es cultura

Colaboración de Pablo Buttaro



   Por Sergio Sinay 
    
   Nadie bautizaría un hospital de niños con el nombre de Herodes (el rey de Judea al que un relato evangélico le atribuye haber
   ordenado la matanza de chicos menores de dos años nacidos en Belén). 
Tampoco pondría el nombre de La Costilla Deliciosa        a un restaurante vegetariano. O " Viva la Vida" a un cementerio privado.
  
  Se trataría, en todos los casos, de una contradicción en 
los términos, una discordancia sin solución. Lo mismo ocurre con el         faraónico  centro cultural Néstor Kirchner inaugurado el viernes 22 de mayo en Buenos  Aires. Se puede discutir (y de hecho se   discute) acerca de qué es cultura. Hay quienes la confunden con espectáculos masivos.

 Para otros se reduce  al arte. Están quienes piensan que merece el nombre de cultura la suma de toda  la creación humana. Y los  que la parcelan y fragmentan según pueblos, actividades u organizaciones.

 Acaso esta discusión no se salde nunca. Pero nunca, tampoco, se podrá lograr que haya la menor armonía entre el nombre  Néstor Kirchner y un centro cultural. Menos en el país  de José Hernández, Antonio Berni, Jorge Luis Borges, Julio  Cortázar, Leonardo Favio, el perito Francisco Moreno, Almafuerte, Daniel Barenboim, Marta Argerich, Carlos Gorostiza, Eduardo  Falú, José Ingenieros, Ezequiel Martínez Estrada, Tulio Halperín Donghi, Mercedes Sosa, Alicia Moreau de Justo, Alfonsina  Storni o Lola Mora por citar apenas algunos nombres que acuden desde la memoria ante el primer timbrazo.
    
Todos ellos se disparan en cuanto suena la palabra cultura. 
Por supuesto, hay muchos más y, por supuesto, se puede ampliar el 
 espectro de las actividades de las cuales provienen.
  
 Es un oxímoron nombrar Néstor Kirchner a un centro 
cultural en el que se invirtieron millones de pesos que brillan por su
 ausencia en la lucha contra la pobreza, el mejoramiento de las rutas, la provisión de los hospitales, radares que  permitan controlar el narcotráfico y tantas otras carencias de un país que se descascara sin pausa.
   
 Se llama oxímoron a una figura literaria que une en una misma frase conceptos opuestos y contradictorios. Por ejemplo, frío  caluroso, noche soleada, gorda delgadez, guerra pacífica o, en este caso, Centro Cultural Néstor Kirchner.
    
 Cultura no es degradar las instituciones republicanas, escrachar jueces, descalificar al que piensa distinto, apropiarse del  Estado en beneficio propio, desvirtuar hasta vaciar de significado el concepto de derechos humanos, mostrar indiferencia  cómplice ante el narcotráfico, ante la desnutrición infantil, ante la muerte de decenas de personas en trenes indignos 
 que solo se mejoran tardíamente y con fines electorales.
    
 Cultura no es corrupción.

 El centro cultural inaugurado en donde funcionó el Correo Central es hoy un enorme envase de lujo, otra selfie de las  que acostumbran a tomarse en el pináculo del poder, otro ejercicio de narcisismo, una página más de un relato sin sustento, sin  raíces. Otra autocelebración pagada con dinero público.
    
Será tarea de otros convertirlo algún día en un espacio que refleje la cultura del país en todas sus manifestaciones. Cuando eso
ocurra quizás pueda ser rebautizado con un nombre que recuerde la diversidad y la amplitud de la verdadera cultura.
   
 Habrá muchos nombres que le vendrán mejor.

 Porque kultura no es cultura.


Gracias Pablo. Querido amigo.

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