domingo, 27 de marzo de 2016

Nos dice Roberto:

Querido Amigo: me gustaría que publicaras en Noveneros esta nota sobre otro de los mamarrachos de este bendito país!!!
Un abrazo grande y felices Pascuas!!! 


ADOLFO PEREZ ESQUIVEL Y SU INCONGRUENCIA
Roberto Casabianca
Adolfo Pérez Esquivel ha escrito una carta a Barack Obama con motivo de su visita a nuestro país reprochándole muy duramente la política de los EEUU en relación a los derechos humanos y la coincidencia de que la misma se produzca al cumplirse cuarenta años del golpe militar.
En esa carta hace mención que el 24 de marzo es el “Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia”.
Respecto de la “Verdad y la Justicia” debería tener presente el premio Nobel que ambas tienen mucho más que deber con la historia  que con la memoria ya que esta es parcial tanto que, nunca he leído que Adolfo Pérez Esquivel se refiera en tono crítico a los asesinatos del ERP y de Montoneros durante gobiernos democráticos, ni a la tremenda dictadura que gobierna en Cuba, la misma que comenzó a gestar un golpe contra el gobierno del Dr. Arturo Illia manejado desde la Habana por el propio Che Guevara el que a las hora de fusilar gente desarmada sin dudas era el más talentoso. Recordemos que este nefasto personaje se definió a sí mismo  como “una máquina de matar”.
Si tuviese en cuenta la historia de lo que se vivió en nuestro país también debería expresarse en contra del terrorismo de los “jóvenes idealistas” los que también, como dice en su carta refiriéndose a los militares del proceso, “sometieron a nuestro pueblo a la persecución, la tortura, la muerte y las desapariciones para quitarle su derecho a la libertad, la independencia y la soberanía”, jóvenes entonces que hoy se presentan como mártires de la democracia perseguidos por pensar diferente.
Al recordarle al Presidente Obama que “en 1976 nosotros comenzábamos el período más trágico de nuestra historia, con la instauración del terrorismo de Estado”, también debería hacerlo con el secuestro y muerte por parte de dichos jóvenes de muchos norteamericanos, algo que parece no  tener en cuenta tampoco el presidente de EEUU.
Basta mencionar el asesinato del Gerente General de Ford, John Swint el 22/11/73 por las Fuerzas Armadas Peronistas y el más trágico aún el de John Patrick Egan, agente consular de EEUU en Córdoba el 27/2/75, ambos casos en gobiernos democrático.
El cadáver de Egan apareció dos días después de su secuestro en un baldío del barrio de Alta Córdoba. Su cadáver estaba atado y envuelto con una tela celeste con la inscripción “Montoneros” en letras negras, su cabeza cubierta con una bolsa de plástico, sus ojos vendados y el rostro sucio de sangre por un balazo disparado en el ojo derecho de acuerdo a lo que informaba “la Voz del Interior” en esa fecha.
Para hacer aún más trágica esta muerte, el periodista Martín Andersen indicó de acuerdo a información obtenida del FBI, que sus captores le habían cortado los genitales.
Nunca escuché a Pérez Esquivel hacer críticas a este tipo de sucesos.
Observando su proceder no puedo más que preguntarme cuales fueron los méritos que encontraron los jurados para otorgarle tan importante distinción como es el Premio Nobel de la Paz.
O es que, ¿La defensa de los derechos humanos depende de quién los viole?
Quisiera indicarle entonces que la falta de reconocimientos mutuos y de aceptar la historia completa, impide dar vuelta esta tristísima parte de nuestra historia y mirar el futuro con optimismo.

Roberto

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