martes, 16 de agosto de 2011

DONACION RECIBIDA

Terminábamos de ingresar en nuestra redacción, cuando un ¡Buen día! se hizo oír fuerte a nuestras espaldas. ¡Pero qué alegría! - ¿A qué se debe poder disfrutar de tu visita?

– Era nuestro querido compañero Raúl Villagi.- No aguanté más y me vine desde Formosa presuroso a mostrarles un valioso recuerdo de nuestro paso por el añorado Liceo. Recuerdo que espero sea valorado no por su tamaño sino por las alegrías que supo darnos a varios. Como todo en ésta vida el verdadero valor de las cosas pasa por otros lugares, pasa por la espiritualidad-¿logran entenderme, trío de mequetrefes? – Todo esto ante la mirada atónita de quienes nos encontrábamos allí, viendo azorados como Raúl se devoraba nuestras medialunas. – Sepan disculpar pero tuve un largo viaje, recién llego y aún no desayuné-pasame un amargo por favor, pero ponele de ésta yerba que les traje para ustedes, que se viven quejando de la falta de colaboración de los Noveneros. Es especialmente cosechada por un amigo mío de la infancia allá en Formosa.

Mientras Néstor vaciaba el mate para colocar la yerba traída por nuestro amigo no parábamos de alegrarnos por la inesperada aparición de Raúl por éstos pagos del sur capitalino. – ¿En qué viniste? – preguntamos -Escuchame gil de goma ¿en qué te parece que puedo haber venido desde Formosa apuradísimo por entregar éste valioso objeto? – Lógicamente que en avión, pero ¿y hasta acá? - Mirá tomé un taxi y le dije déjeme en la parada más próxima del 42, que recordaba haber leído que era una especie de línea de bandera de este barrio, y así fue. Nunca me imaginé que tardara tanto, pero bueno acá estoy, lleno de alegría de verlos y espero que al menos se pongan con un lindo almuerzo. – Desde ya, despreocúpate que algún guisito de lentejas vamos a conseguir por el barrio.

Bueno, -¿y de qué se trata el objeto que te hizo venir tan presurosamente a mostrarnos? – No tanto apuro…piano,piano… - No sólo se los vine a mostrar sino a dejárselos para su exposición y celosísima guarda, miren que después de 51 años aún lo conservo intacto, lo mantengo a humedad constante en caja especialmente preparada para él de la que solamente sale en ocasiones especiales en que a causa de mis “saudades” me permito el lujo de acariciarlo muy suavemente.

-Bueno, dale Raúl. Estamos realmente impacientes por ver el contenido de esa caja tan bellamente embalada.

Mirándome con cierto recelo y con la arrogancia propia de quien se sabe poseedor de algo único y quizás muy codiciado, comenzó lentamente a desatar la cinta de raso con los colores de nuestra enseña patria que rodeaba el envoltorio de aproximadamente 50 por 40 cms. – Luego de ello procedió a ir quitando con verdadera unción el papel plateado y a lunares que al terminar de ser retirado permitió ver una caja de madera como las que se usan para guardar vinos de mucha categoría.

-Bueno prepárense trío de ex cadetes incultos y que a juzgar por sus actitudes no aprendieron nada de lo que les enseñaron allá por el barrio Las Flores hace más de medio siglo. Ustedes deben haber salido de la cárcel cercana. No sean tan ansiosos.

Néstor y el Gulli asentían con sus cabezas como pretendiendo con ello acelerar los trámites, cosa que nuestro amigo estaba lejos de hacer.

Levantó lentamente la tapa y pudimos observar mucho papel de seda blanco en su interior. Siguió el ritual con el despacioso retiro del papel y Raúl; mientras hacía esto; parecía buscar por entre el mismo algo pequeño y atesorado.

Cuando finalizó con todo éste trámite de arrojar papeles al piso y mantenernos palpitantes de emoción a la espera del codiciado objeto, exclamó : ¡Rápido, vaporicen el ambiente y colóquense guantes de algodón si es que lo quieren tocar! – ¡Dale Raúl, dejate de joder!–exclamamos un tanto cansados, - ya parecés Tinelli ordenando ir a una pausa en sus programas nocturnos. – Pensá que si lo venís a dejar es porque confiás en nosotros, tus queridos y muy Noveneros compañeros.

- Bueno, pero por favor trátenlo con mucho cariño. Lo dijo tan suavemente que la emoción nos embargó y un silencio palpable llenó el local Novenero. Hasta las paredes parecían ansiosas, cuando hizo entrega a Néstor de un pucho….. ¡Si, como lo están leyendo! – Un pucho.

-Pero escuchanos boludo, ¿qué traés? - ¿Acaso no te enteraste que sólo deben ser objetos de valor, como por ejemplo la prensa de Colloza?- ¡Qué prensa ni que prensa! – Este pucho es uno de los que arrojaba Parreño antes de entrar al aula y que tantas satisfacciones supo darnos a los que nos abalanzabamos para su consecución. Éste que están observando fue capturado por mí antes de que tocara el suelo……………………


Muertos de risa nos abrazamos los cuatro a la vez que agradecíamos el tener la dicha de juntarnos con tanta alegría, que sólo lo entienden aquellos que pueden exclamar orgullosos: “¡Yo soy un ex cadete del Liceo!”

Salimos felices de la compañía a buscar el “Restó” del primo de Jesús, que si no era de lentejas o mondongo, algún guisito nos prepararía. Eso sí, bien regado para celebrar alborozados la llegada de un compañero tan querido.

- Apresurémonos que no tenemos reserva, ja, ja

Gracias Raúl por tu visita y por el objeto que reconocemos tenía realmente mucho valor. Que se repita tu visita y que nos traigas más yerba de ésta tan deliciosa.

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