jueves, 6 de agosto de 2015

Entrerrianos



Parto mañana – me adelantó Néstor. Fijate bien y cualquier cosa me avisás al celular, porque los entrerrianos éstos; con la pachorra que los caracteriza; son capaces de avisar a último momento por cambios en la programación de los eventos. – Andá tranquilo y cuidá tu tendón de aquiles que se ve es un punto débil de tu contextura, de por sí bastante delgada y por ende débil,ja,ja.

- Decime Néstor a qué hora salís? Vas en la Kawasaki? Ojo mirá que los kilómetros son muchos y debe ser complicado quedarse dormido arriba de semejante maquinón.

- No seas buchón porque Alicia cree que voy en el Subaru. Si se entera que parto en la moto puedo llegar a tener un problema más grande que el del pibe cabeza santafecino con sus aventuras bailanteras.- Andá tranquilo....

Y allá salió, campera de cuero negra con tachas y sendos flecos en las mangas, gorro de cuero y antiparras estilo aviador de los años 30, pantalón ajustado del mismo material, color y adornos que la campera. Moto ruidosa y preparada especialmente para que el ruido se deje sentir aún más. Feliz con rumbo al puente Zárate – Brazo Largo.

Dos valijas inmensas, propias de la moto,  con el material para entrevistar a nuestros compañeros “panzas verdes” Julio T., de Diamante, Poliya Q. de Nogoyá y Oldemar Y., grandes Noveneros amigos merecedores del sacrificio de éste viaje.

Ya sé de la inquietud de Usted querido lector, nosotros estamos igual. No sabemos de qué se trata el evento que los ha reunido a los tres. Lógicamente debe ser algo muy interesante para dejar sus tareas, según ellos, por varios días. Pero mantengamos la calma. Ya lo sabremos oportunamente.

A partir de ahora el relato es mío, soy Néstor, morocho de Reconquista, afectado hace ya bastante tiempo de una rotura del tendón de aquiles, Gracias a Dios hoy totalmente olvidado de dicha afección traumática. Lo que sí siento es un dolor de espaldas que ni les cuento. La moto es algo grandioso, pero debo reconocer que a bordo de ella la edad se siente. El viaje fue sin inconvenientes de ningún tipo, salvo una lluvia que duró no mucho tiempo y me obligó a refugiarme en una estación de servicio en proximidades de Victoria, aproveché para visitar la abadía ¡Qué linda y qué lindas son las cuchillas entrerrianas!

Les cuento que fui citado a comparecer en la estancia El Retiro, en proximidades de Diamante, donde me recibió con mucho cariño y su permanente y amplia sonrisa Julio T., era el crepúsculo y se vislumbraba un fuego atrás de la amplia casa – casco de la hermosa estancia. Un cordero había sido ofrecido en sacrificio
vaya uno a  saber a qué dioses paganos.

Pero que lentamente se doraba en la cruz, muy cuidada por un asador entrerriano. Mabel tenía lista una picada completísima. – Esperemos que llegue el Poliya, Oldemar ya se encuentra adentro- me dice Julio, ahí te comentaremos entre los tres qué es lo que nos ha reunido y te aseguro que no es una mariconada capitalina como las de Tinelli y su bailando, en la cual creen haberse lucido esos dos compañeros nuestros, bailando con los gatos que reúne la producción.

-Estamos todos los Noveneros muy intrigados en saber qué es lo que ustedes han decidido hacer.

A bordo de una camioneta y vestido con pañuelo al cuello, alpargatas, bombachas batarazas y un sombrero colocado atrás de su cabeza, ajustado al mentón con el barbijo del mismo, como a las dos horas llegó Poliya. Vengo de ajustar los últimos detalles, - les manifestó a los otros dos – y vos Negro, ¿Cómo fué que Alicia te dejó venir solo?

Bueno muchachos todo ésto está muy lindo, yo los quiero mucho, pero el deber es el deber y yo estoy acá para enterarme qué locura piensan hacer ustedes tres. –Una sonrisa cómplice asomó en la cara de Mabel – Son unos locos Néstor, están viejos ga ga y se creen en capacidad de desafiar a la juventud.

Bueno querido amigo- irrumpió Julio- las cosas son así – y comenzó a hablar mientras una costillita doradísima acompañada con un buen malbec se hacía desear en una mesa de película atendida por su propia dueña, es decir Mabel T. y que lucía en el plato del anfitrión, su esposo.

-Estamos convencidos, luego de asistir el año pasado, al festival de doma de Diamante, que los “gauchitos” de hoy en día no merecen subirse ni a un caballito de juguete, esos con hamaquita que usábamos cuando éramos chicos.



Y si – intervengo- Nuestra generación es hipercrítica y los que nos siguen no han demostrado en ninguna de las artes ser capaces de, ni tan siquiera, igualarnos fijate vos que.... –momento – me dice Julio, te estaba tratando de explicar lo que queremos hacer. Algunos aplauden y otros solo critican – dice lanzando una mirada a Mabel, quien a ésta altura se salía de la vaina por intervenir. En bien de nuestras tradiciones, de nuestra argentinidad vilipendiada, olvidada, castigada, arruinada, etc. consideramos indispensable, por las razones antes dichas, que en el próximo festival de Diamante seamos nosotros tres los protagonistas principales, contemos o no con el apoyo de quienes juraron ante el altar seguirnos y alentarnos en todos los caminos de la vida – nueva mirada a Mabel. Y qué me decís morocho santafecino, seguro que estás del lado de los detractores, de aquellos que no fueron capaces de manifestarse cuando un par de maricones se fueron a “perrear” buscando aplausos a la capital.

-Bueno, dejame salir de la sorpresa – le digo. Cada cual sabe de lo que es capaz, de lo que su físico le permite o no hacer. Una cosa es andar a caballo; cosa que yo hago a la perfección; y otra muy distinta es pretender intervenir en un festival de doma. Y vos Oldemar que te mantuviste calladito, también intervendrás en lo mismo, es decir en la doma? – y vos Poliya? Ingresaste a la marina o a la caballería?

Decís que cabalgás muy bien, me pregunta Poliya. – Te desafío a que mañana a primera hora, antes de volver cada cual a sus pagos corramos una carrerita. Te dejo elegir el pingo, ya que tanto sabés....- Yo también intervendría- dijo Oldemar.-

Porqué no se dejan de embromar los cuatro jovatones, -interviene Mabel, que ya no aguantaba más el tener que permanecer en silencio. Vos Néstor te venís en moto desde Buenos Aires, que si se entera tu mujer te mata. Vos Poliya te disfrazaste de gaucho para impresionar al capitalino y vos Oldemar así de calladito fuiste el que más insistió con ésta idea de locos....

Próximo capítulo les relato que pasó al amanecer (antes que se despertara Mabel- al menos eso creíamos), les digo si se hizo o no el desafío y les cuento de Alicia, enterada de mi viaje en K 1000!!!!

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