martes, 22 de septiembre de 2015

Henry y la estación de las flores


Pompeya ”Capital Nacional del bache”, día de la primavera, tres de la tarde. El día se había presentado soleado, templado, con una temperatura acorde a la época del año, al día del mes y principalmente a la estación que se anunciaba. Pero con el transcurrir de las horas sendas nubes oscuras fueron apareciendo en escena. El cielo se tiñó de gris y una tenue llovizna comenzó. El frío aseveraba; aún más; los presagios. Dificilmente los pic-nics habituales fueran a tener lugar en la CABA que ya, por una ancestral costumbre, sirven de de reunión al estudiantado, los lagos de Palermo principalmente.
Las calles del barrio solo se vestían con la presencia muy ruidosa de sus ocupantes habituales, los camiones. Nuestros amigos “trapitos”, el Gordo Pocho y Roberto C. aprovechaban para dedicarse a sí mismos un descanso reparador. El primero de ellos sentado bajo un alero en un barcito de Ventura de la Vega y Einstein y Roberto C. apoyado en una pared a resguardo de la llovizna que por momentos era lluvia débil y por momentos pegajosa y poco gentil, garúa.
En nuestra redacción Néstor hojea el diario del día. A medida que avanza en su lectura observo como su rostro va adquiriendo adustez. Sus gestos son duros, hasta que explota y, pese a ser muy controlado en sus expresiones, una serie de insultos llenan el ambiente. –Qué pasa querido amigo? – le pregunto. Qué puede pasar! acaso vos no lees los diarios y te enojás como yo ahora? – Si, por supuesto, por eso es que te recomendaba leer solo la parte deportiva, aunque ésta también fue politizada. Mirá JC, es indignante lo que pasa en todo el norte de nuestro país. Clientelismo, corrupción, extranjeros votando empadronados, es una vergüenza total! y nadie se hace cargo, nadie exige  a los responsables una actitud digna, la ética política desapareció de nuestras fronteras.
-Si querido amigo, le respondo. –Yo también a veces siento una bronca, una desazón casi incontrolables. Nosotros fuimos educados en la corrección, en la aceptación de todos los valores que los próceres fundadores instalaron en nuestra patria.
Estábamos en eso cuando unos suaves golpes en la puerta anuncian que alguien quiere ser atendido. Por la ventana, parcialmente abierta, alcanzo a ver un perfil femenino. Cosa rara, porque casi siempre son los vecinos o algún Novenero errante, pero una mujer hace mucho tiempo que no se acerca por nuestra redacción.
Pero qué linda sorpresa Tania ! – Qué te trae por éstos lados y con éste día horrible? – Esperá que Natasha está estacionando y ya viene, así te contamos el porqué de nuestra visita.- Por favor avisale que le diga al trapito que son visitas nuestra que les cuiden el auto como ustedes merecen, le propongo.
-Nos invitan un cafecito, algo caliente, que estamos muertas de frío. Venimos desde Devoto, mirá que excursión hicimos!! Pasamos por la cancha de Huracán, por la Villa de los paraguayos, seguimos por Amancio Alcorta, en fin, un recorrido bárbaro, solo justificable por la razón que nos trajo hasta acá. – Por supuesto, lo que prefieran, pero estamos impacientes por saber a qué se debe nuestra suerte de poder recibirlas.
Natasha comienza el diálogo, el cual es abonado por momentos por su hermana Tania. – Miren, ustedes dos son muy amigos de papá, así que llevadas por ello vinimos a consultarlos. En principio, vieron ustedes alguna actitud rara en el comportamiento de papá en éstos últimos días? – No hija, ninguno. Henry es una persona muy activa, seria, compenetrada en todos sus actos. Creemos que siempre ha actuado igual, pero nos dejan preocupados. - A qué se debe esa pregunta?
A que últimamente se le dio por desempolvar cajones, baúles, cofres, todo aquello que pudiera contener objetos o cosas simples de su juventud universitaria. –Bueno, ello no  tiene nada de malo, ni de raro tampoco. Si, pero esperen. Ésta mañana se levantó temprano, como de costumbre y avisó a Tere, mi mamá, que no iba a concurrir a la planta, que quería irse de picnic a celebrar la llegada de la estación de las flores, del amor. Ya no sos estudiante, replicó mi mamá.
-Bueno, bueno, fíjense que una vez en la vida quiera celebrar la llegada de la primavera no tiene tampoco nada de raro ni de malo, más aún teniendo en cuenta que nosotros pasamos el secundario internados, sin poder celebrar en la misma forma que todos.
-Esperá, Néstor, esperá, nos dice Tania.
Como te decía; se levantó muy temprano, pero apareció vestido con un pantalón Oxford, esos patas de elefante, ¿viste? de color verde manzana; cinturón ancho con gran hebilla, camisa floreada abierta dejando al descubierto su pecho peludo adornado con una medalla de unos diez centímetros de diámetro con el símbolo de la paz, zapatos con plataforma y tacos!! Anteojos inmensos con vidrios rojos en forma de corazón, pañuelo en su cabeza a modo de vincha, y otra serie de detalles decorativos. ¿Seguís opinando ahora que nada es raro!?- ¡¡ Mi papá se volvió un pendeviejo, JC !! Dice que si Casabianca y Rodolfo Tessaro tuvieron su bailando, el quiere su primavera.


Le pidió prestada la moto a Sebastián, mi marido - continúa Natasha. Se va a matar, a pegar algún flor de porrazo. Con decirte que tiene planeado ir hasta Las Lomas junto a vos con tu K 1000, Néstor.

(CONTINUARÁ)

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