martes, 8 de septiembre de 2015

“…hace oír a los sordos…” Marcos 7, 37. Néstor Peresón

Gracias Néstor

Un hombre llama por teléfono al médico de cabecera de su familia:
-Doctor lo llamo preocupado por mi señora.
- ¿Qué le pasa?
- Se está quedando sorda.
- ¿Cómo se dio cuenta de que no oye?
- Ah... porque la llamo y no contesta.
- Podría tener un tapón de cera en la oreja. A ver, hagamos una cosa: vamos a detectar el nivel de la sordera ¿dónde estás usted?
- En el dormitorio.
- Y ella ¿dónde está?
- En la cocina. 
- Bueno, llámela desde ahí.
- MARÍAAA... No, no oye.
- Bueno, acérquese a la puerta del dormitorio y grítele por el pasillo
- MARÍÍÍAAA... No, doctor, no contesta.
- Espere, no se desespere. Tome el teléfono inalámbrico y acérquese por el pasillo llamándola para ver cuándo lo oye.
- MARÍAA, MARÍÍAAA, MARÍÍÍAAAA... No hay caso, Estoy parado en la puerta de la cocina y la veo, está de espaldas lavando los platos, pero no me oye. MARÍÍÍAAA... No hay caso.
- Acérquese más. El hombre entra en la cocina, se acerca a María, le pone una mano en el hombro y le grita en la oreja: ¡MARÍÍÍAAA!
La esposa furiosa se da vuelta y le dice:
- ¿Qué querés? ¡¿QUÉ QUERÉS, QUÉ QUERÉÉÉS?!, ya me llamaste como diez veces y diez veces te contesté. Cada día estás más sordo, no sé por qué no consultás al médico de una vez.
“…y hablar a los mudos…”
Marcos 7, 37


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